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Artículos periodísticos

CRÓNICA DE VIAJE "𝕃𝕒 𝕔𝕒𝕡𝕚𝕝𝕝𝕒 𝕪 𝕖𝕝 𝕝𝕒𝕘𝕠, 𝕦𝕟 𝕡𝕒𝕔𝕥𝕠 𝕕𝕖 𝕤𝕠𝕝𝕖𝕕𝕒𝕕𝕖𝕤 - "

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𝕃𝕒 𝕔𝕒𝕡𝕚𝕝𝕝𝕒 𝕪 𝕖𝕝 𝕝𝕒𝕘𝕠, 𝕦𝕟 𝕡𝕒𝕔𝕥𝕠 𝕕𝕖 𝕤𝕠𝕝𝕖𝕕𝕒𝕕𝕖𝕤 *

En un luminoso y solitario día de marzo llegamos, casi sin quererlo, a un pequeño santuario suspendido entre la historia y el agua. La “Capilla Nuestra Señora del Rosario”, construida en 1904, aparece en escena y se me representa como un faro de fe y esperanza en medio de la vastedad del azul paisaje del lago Los Molinos en su apogeo, luego de las esperadas lluvias.

Un templo solitario que ha sido testigo silente de un tiempo que pasó, pero que, si se le otorga el silencio necesario, se siente vibrar intensamente en cada uno de sus rincones.

Su interior, desierto y acogedor a la vez, invita a la paz y a la meditación en la fe.

Se cuenta que fue donada por don Bernardino Acosta como agradecimiento por la sanación de su hija Clara Josefina, una promesa cumplida a la Virgen. Un gesto de veneración que vibra como el eco de amor en la luz que baña sus paredes rosadas, como un suave canto que vence al tiempo.

Sin dudas quienes son sensibles al eco del pasado descubrirán un nítido puente hacia esas vivencias de quienes, con fe y lágrimas, buscaron consuelo en este bello sitio, sintiendo sus plegarias que aún flotan en el aire, como un perfume de devoción que no se desvanece...

En 1944, con la construcción del dique Los Molinos y su complejo hidroeléctrico, la capilla quedó bajo amenaza de inundación. El curato de Alta Gracia determinó su desmantelamiento. Sin embargo, tras veinte años de olvido, el destino parecía tener otros planes: la Capillita quedó milagrosamente al borde del lago, con su primer escalón casi tocando el agua, justo al nivel máximo del dique.

En 1975, la Virgen fundadora fue re entronizada, y la Capilla volvió a cobrar vida. Hoy, en su serenidad luminosa, permanece solitaria, paciente y piadosa, frente al horizonte de agua. Su silencio es una invitación a la introspección, un espacio donde sentir y reflexionar sobre el eco de tantas generaciones pasadas que han buscado aquí esperanza, consuelo y amparo.

Pienso también que seguramente no sea casual que esta Iglesita que se cruza en nuestro camino en tiempos difíciles, comparta su nombre con la Iglesia madre de mi ciudad, el "Santuario Basílica Catedral Nuestra Señora del Rosario". Me hace sentir una conexión aún más especial…

Siempre me han seducido este tipo de antiguos templos, muchos de la época de los jesuitas, que abundan en la provincia de Córdoba (pienso en aquéllos perdidos en las inmensidades de la Pampa de Olaen o Achala que recorrí con mi moto enduro hace años, o en lo alto de las sierras que recorría el Santo Cura Brochero a lomo de mula), símbolos de la fe que perdura a través de los tiempos. Bellos y austeros, ofrecen al viajero el siempre necesario refugio de paz e introspección La soledad como ámbito propicio para escuchar nuestra propia voz esencial y la de aquellos que nos precedieron.

En este “pacto de soledades”, la Capillita y el lago dialogan en silencio, la fe y la naturaleza unidas para ofrecer un remanso de calma a quienes buscan en la simpleza la esencia de lo sagrado.-

Miguel J. Culaciati Marzo de 2025

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Miguel Culaciati · Rosario, Santa Fe, Argentina
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